jueves, 5 de junio de 2014

25 cosas que he aprendido en estos 25 años


Mañana cumplo 25.
2-5.
Un cuarto de siglo que se ha pasado en un segundo pero que también ha sido tan intenso que parece que hayan sido muchos más. Los que me conocen saben que odio crecer, lo he odiado desde el momento en que cumplí los 18 17 años y quizá lo siga haciendo hasta mi último cumpleaños. ¿Dónde está Peter Pan?

¡Yo no quiero crecer!

Bromas aparte, creo que acercarme a los 25 me asusta un poquito... Mañana abandonaré mis "veinti-pocos" y empezaré a tener "veinti-muchos". Me hago mayor y eso me asusta. ¿Qué se supone que debo ser con 25 años? ¿Madura? ¿Responsable? ¿Trabajadora? ¿ORDENADA? ¿Puedo seguir llevando sudaderas y deportivas? ¿Puedo seguir subiéndome a cada tobogán que veo y columpiándome en cada columpio? ¿Puedo seguir riéndome a carcajadas por un chiste que me contaron hace dos semanas? ¿Se me permite seguir jugando a Los Sims? (espero que sí porque los Sims 4 están a punto de salir...) ¿Es correcto que siga viendo dibujos animados? ¿Y que me encanten? ¿Tengo que aprender a hacer la declaración de la renta o sigue sirviendo con sólo comprobar que me tienen que pagar ellos a mi? ¿Podré seguir lavando el coche cuando llueve? ¿Y tener un segundo armario en el maletero? ¿Puedo seguir escribiendo SyJ y dibujando corazones en mis cuadernos?

Y llevo un tiempo pensando en si estos 25 años los he aprovechado bien. O si he desperdiciado mi primer cuarto de siglo. Y para todos aquellos que estéis atravesando la crisis de los 25, he escrito una lista con 25 cosas que he aprendido en 25 años:


  1. Se aprende más en un año viviendo en un país extranjero que en un año de Universidad. Sobre todo si trabajas, no vives en una residencia y no dependes de tus padres para que te solucionen todo. Aprendes idiomas, conoces culturas diferentes, aprendes a hacer amigos hasta en la cola del servicio, aprendes a manejar tu propio dinero, y sobretodo a hacerlo en una moneda que no conoces. Aprendes a valorar a tu familia, amigos, casa, ciudad y país a la vez que empiezas a amar tu nueva casa, tu nueva ciudad, tu nuevo país, y tus nuevos amigos se convierten en tu familia.
  2. La familia es lo más importante. Creo que estos primeros 25 años de vida (que parecen muchos pero que en la perspectiva de toda una vida son una minucia) son los más importantes en la vida de una persona y en su relación con su familia. Pasas de depender para todo de tus padres, a desear no tener que depender de ellos. En la adolescencia sientes que tu familia no es justa contigo y que nadie te comprende. Y cuando, poco a poco, el fuego de la adolescencia se va apagando, te das cuenta de que las únicas personas que siempre han estado ahí son los miembros de tu familia. A pesar de las peleas, a pesar de todo, nunca te han fallado. Por eso, llama a tus abuelos. Visita a tus tíos. Sal de copas con tus hermanos. Y nunca olvides todo lo que han hecho por ti.
  3. El amor a primera vista existe. Y quizá no sea amor. Quizá sea química. Pero te golpea tan fuerte que no te da tiempo ni a defenderte. Y da igual que sea lo opuesto a tu hombre ideal. No vas a poder luchar contra ese sentimiento. Da igual que sea el amor platónico de tu mejor amiga.
  4. Y tu mejor amiga lo va a entender. Siempre. Y además te escuchará mientras le cuentas cada detalle. Y cortará toda relación con él cuando la vuestra termine.
  5. Nadie te prepara para el vacío que te queda cuando pierdes a tu mejor amiga. Y quizá nunca nadie sea capaz de volver a ocupar su puesto.
  6. Las relaciones se acaban. A veces, por ninguna razón. El amor se acaba. La pasión se extingue. Las personas crecen hacia lugares distintos. Y cuando se acaban, duele un huevo. Pero se supera.
  7. Un día, llega alguien a tu vida y te das cuenta de la razón por la que nunca antes funcionó con nadie más. Y das gracias a Dios de que NUNCA ANTES funcionase con nadie más.
  8. Persigue tus sueños. No dejes que nada ni nadie te corte las alas. Si hay algo que quieras hacer, hazlo. Lucha por conseguirlo. No te rindas nunca.
  9. No hay dinero en el mundo que compense un trabajo que te haga infeliz. Aunque creo que es necesario un mínimo de ingresos para asegurarte que tienes, como mínimo, una buena atención médica y comida en la nevera, también creo que no hay nada más triste que el plantearte malgastar toda tu vida en un trabajo que odias, por mucho dinero que ganes. La felicidad no se paga. Busca algo que te llene por dentro, y que te haga crecer como persona.
  10. Las prioridades cambian. Y las prioridades de cada persona cambian en distintos momentos. No te sientas mal si tus amigos siguen saliendo hasta las 7 de la mañana y a ti lo que te apetece es quedarte en casa viendo una película con tu pareja.
  11. La tolerancia al alcohol disminuye exponencialmente a medida que pasan los meses. Y recuperarte de una noche de fiesta ya no te lleva una mañana, sino un fin de semana entero.
  12. No merece la pena seguir rodeándote de la gente que sigue bebiendo como cuando teníais 15 años. Hay un momento para todo y ese tipo de personas está claro que no están en el mismo momento que tú.
  13. La gente se muere. Cuando has tenido la suerte de no tener que asistir a ningún funeral en tu vida, es un golpe durísimo de afrontar cuando tienes 2 funerales en una semana. Y te hace plantearte que a tus abuelos les queda poco tiempo de vida. Aprovecha el tiempo con esas personas. De hecho, aprovecha el tiempo con cualquiera de las personas a las que quieres, porque no sabes cuándo van a abandonarte.
  14. Cuando te has cambiado de ciudad y de colegio más de cinco veces, aprendes que, a pesar de Internet, la gente pierde el contacto. Valora a todos los que, a pesar de la distancia, siguen ahí.
  15. Lo mejor de tu cumpleaños y de las navidades no son los regalos. Es poder pasarlos junto a tu familia y amigos. Son las tradiciones de todos los años. Es levantarte con olor a chocolate con roscón. Es intentar encajar todas las velas en un trozo de tarta en un restaurante y soplarlas todas de golpe.
  16. Buscar casa es un puto coñazo. Y no tengo nada más que añadir. Mudaos poco. O que os busquen casa vuestros padres.
  17. Da las gracias por todas las personas y cosas buenas que tienes. Cada día. A veces, es difícil ver y apreciar todo lo bueno que nos rodean, y nos dejamos ahogar por el pesimismo. Párate una vez al día y busca algo que te haga feliz.
  18. Encuentra un hobby. Ahora que la universidad se acaba y parece que el trabajo es a lo único que dedicas tu tiempo, es el momento de encontrar un hobby que te llene y al que te puedas dedicar de vez en cuando para desconectar. Y, si puedes apuntarte a clases, mejor.
  19. Mens sana in corpore sano. Ahora que tienes el cerebro lleno de conocimientos, que estás en una etapa de la vida en la que te mueres por aprender, viajar y descubrir cosas nuevas, es el momento de darte cuenta de que tu cuerpo ya no es el mismo que el de hace 5 años. Mantente sano por dentro y por fuera haciendo algún deporte. Running. Tenis. Pilates. O Ping Pong. Pero muévete.
  20. Las relaciones a distancia funcionan si las personas las hacen funcionar. Mi primer novio vivía a más de 2000 km de distancia. Y juré que jamás me volvería a meter en una relación a distancia. Pero cuando mandaron a J fuera de Madrid por trabajo, los dos nos comprometimos a mantener nuestra relación a pesar de los kilómetros. Y, a día de hoy, nuestra relación es más fuerte que la de muchas personas que se ven cada día. Porque como J dice, la distancia no la hacen los kilómetros, sino las personas.
  21. No malgastes tu energía en crear lazos con objetos materiales. No merece la pena. Te puedes comprar unos Louboutin con tu primer sueldo y que un tonto te los destroce la primera noche tirándote una copa encima. Es una putada, pero no dejan de ser unos zapatos. Ya te comprarás otros.
  22. Tampoco la malgastes envidiando a alguien. La envidia demuestra que sientes que esa persona es superior a ti. Y nunca deberías sentirte inferior (ni superior) a nadie.
  23. Es el momento de cuidar tu piel. Es el único vestido que te durará toda la vida. Mímala, hidrátala, protégela. Nuestra piel es un tesoro (que solemos maltratar en la juventud) y que nos hará falta durante muchos, muchos años.
  24. Es el momento de llenar tu armario de (mucha) ropa de mala calidad. Y empezar a cultivar un armario con pocas prendas pero de una gran calidad.
  25. Y para las novias jovencitas que, como yo, estáis organizando vuestra boda, tengo el mejor consejo de todos: No perdáis de vista lo único que importa. Con Pinterest, los blogs y las páginas dedicadas a las bodas, es normal que queráis tenerlo TODO, que queráis personalizarlo TODO y que queráis que vuestra boda sea la más bonita de la historia. No perdáis de vista que lo ÚNICO que importa en vuestra boda es ÉL. No os dejéis llevar por las modas, por lo bonito, y, durante la organización, os olvidéis de que lo que os quedará será esa persona con la que queréis compartir el resto de vuestra vida. La boda es sobre vosotros dos. Y, realmente, no merece la pena discutir o convertirse en Bridezilla por pequeñeces sobre los manteles o la decoración.

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